
Recuerdo los amaneceres a media noche en la puerta de nuestro sótano/puerta trasera., los cigarros enrollados y el agua de manantial que en ningún lugar del mundo sabe igual; las bebidas en la ventana, abierta con mucha fuerza por estar congelada; tu cabello y ese hueco en la clavícula que olía cuando tu dormías.
Extraño el bosque, las caminatas solitarias con Väiski, la recogida de bayas y las parrilladas con un metro de nieve, pero desde hace mucho tiempo dejé de extrañarte, para sólo recordarte y sonreír, porque no recuerdo lo malo sino todo lo contrario, deseándote todo lo mejor, te lo mereces, bien lo sabes aunque siempre lo niegues.
El tercer viaje comenzó sin tí, pero extrañamente gracias a tí y de verdad espero que dure toda la vida.
Kiitos paljon.